Ser el máximo representante de una organización, el antiguo Gremi de Mestres Forners de València, que remonta sus orígenes al siglo XIV y que cuenta con unas Ordenanzas gremiales aprobadas en junio de 1462, más allá de alimentar esa pequeña cuota de vanidad que todos tenemos, produce en ocasiones una sensación de vértigo cuando te paras a pensar en que, desde entonces, hasta un total de 71 panaderos te han precedido en el cargo y la fidelidad y la confianza de 25 generaciones de horneros han hecho posible su pervivencia.
A día de hoy, la organización que tengo el honor de presidir sigue siendo la casa de todos los horneros valencianos. En ella tienen cabida todos los profesionales del sector – los panaderos y los pasteleros; las pequeñas empresas familiares y las grandes empresas industriales – y a todos ellos doy la bienvenida.
A los que ya están – la inmensa mayoría de profesionales del sector, más del 85% – les doy las gracias por confiar en ésta su organización y por apoyarnos en cuantas iniciativas desarrollamos para dar visibilidad a un oficio, el de panadero, apasionante porque cada día te pone a prueba.

A los que todavía no están con nosotros, les invito a que se acerquen y confíen en nosotros, a que nos aporten sus ideas y sus experiencias.
